Religión

Viernes Santo, significado e importancia

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Ya el domingo se desarrolla la actividad más importante de la Iglesia Católica

El Viernes Santo es uno de los días más solemnes, la Iglesia está de luto, porque se conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo.

De hecho, el ayuno y la penitencia es mandato para los feligreses católicos y es el único día que no se conmemora misa, en su remplazó se desarrolla una actividad que lleva el nombre de Liturgia de la Pasión del Señor.

Después de las tres de la tarde, hora en que se afirma falleció Jesús, se expone el cuerpo de Jesús y se ofrece el Santo Rosario a la Virgen de la Dolorosa, por el dolor extremo que vivió la Virgen María, madre de Jesús, al ver todos los sufrimientos y humillaciones a los que fue sometido su hijo.

En las iglesias se revive la agonía de Jesús, se hace el recorrido de los 14 pasos o Vía crucis, esa noche se conmemora la vigilia pascual, que se entiende como pasar la noche en oración acompañando el cuerpo de Jesús.

Ya el domingo se desarrolla la actividad más importante de la Iglesia Católica, la Resurrección que recuerda que Jesús murió para limpiar de los pecados al mundo y que quien crea en él, no morirá para siempre. 

Costumbres de Viernes Santo

Cubrir imágenes de Jesús

Este día, en las iglesias, las imágenes —principalmente el crucifijo— se cubren con tela morada, en señal de la ausencia de Jesús.

La finalidad es dar a la liturgia la sobriedad característica del recogimiento al que llama la muerte de Jesús, y reflexionar sobre el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Las imágenes se descubren el domingo de Pascua, como símbolo de la Resurrección de Jesús.

Vestir de luto a la Virgen María

La imagen de la Virgen María se viste de negro como muestra de su luto y profundo dolor por la muerte de Jesús. Algunos miembros de la parroquia también asumen este color de vestimenta para simbolizar el duelo.

Rezar el Vía Crucis

Es costumbre rezar el Vía Crucis, también conocido como Camino a la Cruz. Con este rezo, se acompaña a Jesús en sus horas finales, mientras se repasan los catorce momentos (o catorce estaciones), desde su condena hasta su muerte y sepultura.

Meditar sobre las 7 palabras de Jesús

Este día, también se medita sobre las siete palabras, las siete últimas palabras que Jesús pronunció en la cruz.

Los fieles reflexionan sobre el significado que pudieron tener e interpretan la forma en que estas se adaptan a las diferentes situaciones de la vida por las que pasa todo el mundo.

Adoración a la cruz

Es tradición participar en la liturgia de adoración a la cruz, con que se cierra la celebración litúrgica de la Muerte del Señor. La finalidad es acompañar a Jesús en el sufrimiento.

Rezar el Credo

A las tres de la tarde se suele recordar el momento de la crucifixión rezando el Credo de los Apóstoles.

Conmemoración de la muerte de Jesús

Durante la noche, se conmemora la muerte de Cristo con himnos solemnes, oraciones de acción de gracias, así como un mensaje centrado en el sufrimiento de Cristo por nosotros.

Representación del Vía Crucis

Es una de las tradiciones más populares del Viernes Santo, en ella son dramatizados, con actores, cada uno de los momentos más importantes del vía crucis de Jesús hasta la cima del monte del Calvario. Esta escenificación permite revivir el recorrido de Jesús hasta el Calvario.

El papel de Poncio Pilato

Ante la la presión de una multitud que clamaba la crucifixión de Jesús, alimentada por los sumos sacerdotes que lo llamaban un «alborotador» por autoproclamarse «el Hijo de Dios», Poncio Pilato, quinto prefecto de la provincia romana de Judea entre los años 26 y 36 d.C, se lavó las manos con agua a la vista del pueblo, proclamándose «inocente de la sangre de este justo» y en cambio decidió liberar a uno de los presos conocido como Barrabás.

Tras esta decisión inicia lo que se conoce como la Pasión de Cristo, que consiste, según el relato de los Evangelios, en el despojo de sus vestiduras, una corona de espinas sobre su cabeza, para luego ser golpeado y escupido por la multitud, mientras cargaba con su propia Cruz hasta un pequeño monte a las afueras de Jerusalén llamado Gólgota, lugar del calvario o de las calaveras, debido a la forma de calavera que tenían las rocas de una de sus laderas.

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