Opinión

Pedernales 2072

125views

La luna se posa en el mar más ancho y ajeno, las olas suenan como deben sonar las caricias de gigantes que se quieren tranquilos; el turquesa asoma, hermoso, decidido, de plata y de cielo. Él no recuerda tanta belleza, ni tanta plenitud; sonríe y entrecierra los ojos, buscando guardar para siempre aquella postal eterna. Las águilas no aparecen más que para prestar el nombre a esa bahía, lanza una carcajada preguntándose por qué le habrán puesto así.

Esa noche, en el hotel Marriot, entre las risas, la música y las voces íntimas a la distancia, se pregunta Johannes Larsen, qué había antes aquí, antes de todo este lujo, todos estos hoteles, restaurantes, museos, parques, gente agradable y niños sonrientes.

Su curiosidad le acompaña desde su natal Oslo, donde se hizo periodista y dirige uno de los blogs más importantes de su país. Cada vez que mira por la ventana y se encuentra con la estampa de Bahía de las Águilas, siente que, estar ahí es estar en el paraíso. Nunca pensó que este paisaje superaría las escenas de realidad virtual a la que estaba acostumbrado. Inspiración no le falta, pero Johannes no quiere hacer nada más que sonreír y soñar que los hijos que no ha tenido, crezcan aquí.

Aquel turista noruego, que vino a disfrutar de las playas de Pedernales, es interrumpido en su ensueño por una banda de música de un desfile muy extraño, se asoma a la ventana y lo descubre: esa noche se conmemora el 50 aniversario de la inauguración del proyecto que convirtió a Pedernales en un importante polo turístico.

Ese día se devela una placa en honor al ya expresidente de la República Dominicana, Luis Abinader Corona, 50 años después, con más de 50,000 habitaciones hoteleras, tres aeropuertos y una de las terminales de cruceros más importantes del mundo; en una provincia donde la miseria de antaño, por fin, solo vive en fotos de un pasado ya lejano.

  • Pedernales es hoy el hogar de cinco veces más dominicanos que hace 50 años, que desarrollan allí a sus familias y sus emprendimientos ¿quién diría que todo comenzó con el sueño inverosímil, improbable y con poca legitimad política de un hombre que luego de ganar sus primeras elecciones asumió el reto de impulsar el desarrollo de una zona, olvidada desde siempre, donde ni siquiera existía infraestructura vial?

 En esas primeras elecciones, independientemente de que luego fuera presidente por varios periodos más, Luis Abinader impulsado por el sueño de acometer un desarrollo turístico en una zona que se encuentra a escasos minutos de lo que era un Estado fallido, logró concretar esfuerzos para hacerlo realidad.

No fue fácil, tuvo oposición de muchos frentes, pocos creyeron que esa sería una inversión oportuna, ni siquiera los líderes del sector turístico nacional, pero insistió, como los poetas y los hombres que pasan a los libros de historia.

Hay una frase dicha por el fundador de esa institución que pasó a ser uno de los motores de la economía dominicana años después, un hombre que fue el primer director general de Alianzas Público-Privadas, Dr. Sigmund Freund: “Pedernales es la visión de un Gobierno que demostrará que el sur de la República Dominicana puede ser el motor para generar el mayor levantamiento de la pobreza en América Latina, pues lo hará en nuestro país y lo hará en la vecina República de Haití.”, y así fue.

Pasados varios meses de aquel día, Johannes Larsen vive en las cercanías del pueblo de Pedernales, aún tiene su blog, con el que ha hecho conocido cada rincón de Bahía de las Águilas y toda la provincia, en su natal Noruega. Aun sonríe cuando ve el mar, y agradece complacido tener un lugar próspero, seguro, rodeado de buenos vecinos y grandes amigos, hermoso, verde y decente, donde tener a su familia.

Eduardo Sanz Lovatón / listindiario.com

Leave a Response