Opinión

Deseos para 2022

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Ya que, debido a compromisos contraídos previamente con la felicidad, el amor y las Paola, hasta el martes 11 de enero este bulevar estará “cerrado por derribo”, a continuación mis mejores deseos para el año 2022, que se avecina.

Mejoremos la calidad de la educación.

Los dominicanos tenemos los recursos y el modelo para lograrlo. Pendiente queda mejorar el desempeño de los docentes, que son el termómetro que mide la calidad de la educación de un país. La eliminación de la brecha digital es innegociable, pero lo de mejorar la capacidad de nuestros docentes es impostergable. La mejoría de las condiciones salariales y de trabajo de los docentes debe ser continua, como constante debe ser la evaluación científica de su desempeño.

Sólo una élite, la inteligencia; y sólo un privilegio, el servir.  

Valemos por lo que somos y sobre todo por lo que amamos. Las redes sociales son el escaparate aspiracional de la mentira. En el pasado siglo, pasamos de la lucha de clases a la lucha de marcas, para terminar en el 2021 en una absurda lucha entre popis y Wawawa.

Que se aplique -”sin injusticias ni privilegios”-, un régimen de consecuencias.

Como ciudadanos, debemos exigir sentencias definitivas e irrevocables y no fusilamientos mediáticos. Contra la corrupción solo hay un camino: el fin de la impunidad que ningún gobierno de ningún partido que gobierno ha sido se ha atrevido a enfrentar, sino todo lo contrario, pues cada uno de ellos ha tenido sus corruptos preferidos, dedicándose con esmero de artesano a crear sus nuevos ricos, con menos o con más disimulo, pero entre otras cosas, a eso se han dedicado.

¡Hagan memoria, que los financiadores de campaña no donan, invierten!

Las auditorías visuales no mienten y el exhibicionismo fantoche miente menos.

Todos los gobiernos de nuestra democracia, con énfasis en los de Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, difieren en las formas y en los montos, o en el grado de chulería y desfachatez de sus malas prácticas. Por eso, todos deberían guardar silencio y dejar a la justicia, a los jueces y a los fiscales, hacer su trabajo.

En el amor, ay, no se debe llorar lo que se mata, sí, pero en la política no se debe condenar lo que con especial cinismo se toleró y apoyó.

Deseos nos sobran, lo que falta es espacio a este bulevar.

¡Salud y trabajo en 2022!    

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