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El lanzador zurdo Raúl Valdés, de los Tigres del Licey de la República Dominicana, trabajó en cinco entradas, permitió apenas dos hits, no dio boletos y ponchó a siete rivales para liderar una blanqueada con pizarra de 2-0 sobre Curazao en el partido de segunda hora de la jornada de este martes de la Serie del Caribe.
Con el triunfo dominicano, combinado con la victoria de Venezuela ante Panamá, ya estas 3 naciones se encuentran clasificadas a las semifinales, solo pendiente del ganador entre Curazao y Puerto Rico para ver quien completa el panorama de playoffs.
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Valdés llegó a seis victorias de por vida en Series del Caribe, empatando en el primer lugar de todos los tiempos con Camilo Pascual, José Bracho y Rubén Gómez.
Sus siete ponches le dieron un total de 61 en Clásicos Caribeños, a uno del récord de por vida, en manos de Juan Pizarro. Y con sus 5.0 innings lanzados el martes, amplió su propia marca a 81.0 episodios en total en Series del Caribe.
Los dominicanos pusieron su récord en 3-2 mientras que Curazao vio descender su foja a 2-3.
Entró a lanzar en el sexto acto Fernando Abad que laboró sin problemas. Lo mismo que Neftalí Feliz que tiró el séptimo y el octavo lo trabajó Jean Carlos Mejía. Jairo Asencio lanzó el noveno para acreditarse el salvamento.
Por Curazao, inició Kelly Mincy, quien hizo una sobresaliente actuación al laborar en 6.1 entradas, permitió cinco hits, una carrera y ponchó tres bateadores. Otro que trabajó en el box fue Kevin Kelly.
Los Tigres fabricaron su primera carrera en la parte baja de la cuarta entrada, cuando Gustavo Núñez pegó hit al prado derecho, Robinson Canó falló con elevado al prado izquierdo, Ramón Hernández siguió con sencillo al prado central, Dawell Lugo remolcó a Gustavo Núñez desde la segunda base con un sencillo al prado izquierdo.
Héctor Rodríguez bateó para doble matanzas por la vía 4-6-3 para cerrar el episodio.
En el octavo, Emilio Bonifacio inició con hit al prado central, luego Gustavo Núnez continuó con hit al prado izquierdo. Entró un nuevo lanzador por Curazao, Shea Spirzbarh. Robinson Canó sacó elevado de sacrificio al prado central para traer al plato a Emilio Bonifacio que había llegado a tercera con el hit de Núñez.
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