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Djokovic empata con Nadal y Federer con su 20º Grand Slam

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WIMBLEDON, Inglaterra (AP). — Novak Djokovic igualó a sus eternos rivales Roger Federer y Rafael Nadal al adjudicarse el domingo su 20mo título de Grand Slam al derrotar el domingo 6-7 (4), 6-4, 6-4, 6-3 a Matteo Berrettini en la final de Wimbledon.

El número uno del mundo se consagró campeón en All England Club por tercera edición consecutiva y sexta en total.

Incrementó su colección de trofeos de Grand Slam, una que incluye nueve títulos del Abierto de Australia, tres del Abierto de Estados Unidos y dos del Abierto de Francia, para empatar a sus dos adversarios por la máxima cantidad de majors ganados por hombres en la historia del tenis.

“Tengo que rendir un enorme tributo a Rafa y Roger. Son leyendas de nuestro deporte. Son los dos jugadores más importantes que he enfrentado en mi carrera”, dijo el serbio de 34 años. “Ellos son, creo yo, la razón de que yo esté aquí. Me han ayudado a darme cuenta de lo que necesitaba hacer para mejorar en todas las faceta del juego, mentalmente, físicamente y tácticamente”.

Federer tuiteó un mensaje de congratulaciones tras el desenlace de la final. “¡Una actuación maravillosa, bien hecho!”, escribió.

Djokovic también se convirtió en el primer hombre desde Rod Laver en 1969 que conquista los tres primeros grandes en una temporada.

Podría barrer los cuatro títulos de Grand Slam en un año — algo que ningún hombre ha conseguido desde Laver hace 52 años — en el US Open, que comenzará el 30 de agosto.

“Espero poder lograrlo, voy a intentarlo”, dijo Djokovic al dirigirse al público en la Cancha Central. “Estoy en muy buena forma y jugar bien y con el mejor nivel en los Grand Slams es mi máxima prioridad ahora en esta etapa de mi carrera”, avisó. “Esto no para aquí”.

Fue la 30ma final de Grand Slam en la carrera de Djokovic, apenas una por detrás del récord de Federer — y la primera para Berrettini, un italiano de 25 años que era el séptimo cabeza de serie del torneo en superficie de césped.

“Espero que no haya sido mi última”, dijo Berrettini.

Este fue un domingo trascendental para el deporte italiano en Londres. Su selección nacional de fútbol enfrentaba por la noche a Inglaterra en el estadio Wembley en la final del Campeonato Europeo.

Con Marija Cicak al mando, la primera mujer como juez de silla en la final masculino de un torneo que se disputó por primera vez en 1877, el choque empezó con un inusual día soleado.

El primer juego delató cierto nerviosismo por parte de ambos, especialmente con Djokovic al cometer un par de doble faltas. Afrontó una bola de quiebre y mantuvo el saque. Fue así en cada set: Djokovic se iba al frente ante el potente servicio de Berrettini.

Berrettini llegó a la final como el líder del torneo con 101 aces. Es el sustento de su juego: puntos gratis con el saque y latigazos con sus ‘forehands’, lo que le ha valido el apodo del “Martillo”.

Esas potentes devoluciones hacían que los jueces de línea se contorsionaran para evadir los pelotazos. De vez en cuando, Djokovic tuvo que levantar su raqueta como escudo ante saques dirigidos hacia su cuerpo.

Son pocos los que pueden devolver saques que viajan 137 mph y ganar el punto, pero Djokovic lo hizo al menos dos veces.

Esa es su especialidad. Hace que el adversario tenga que trabajar a destajo por cada punto, por el juego, por el set, por el partido.

Esta final pudo haber acabado mucho antes, en vez de los cuatro sets y casi 3 horas y media que tomó. Djokovic se puso arriba 4-1 en el primer set, 4-0 en el segundo y 3-1 en el tercero. Pero en el primero, titubeó de una manera poco habitual, desperdiciando una bola de set con un 5-2 y perdiendo el servicio cuando sacó con un 5-3.

En el subsiguiente desempate y empatados 3-3, Berrettini se llevó tres de los siguientes cuatro puntos con forehands, sellándolo con un ace de 138 mph.

Muchos de los casi 15.000 espectadores se pusieron de pie para animarle.

Los “¡Ma-tte-o!” retumbaron al inicio del tercer set, pero los partidarios de Djokovic respondieron coreando su apodo: ”¡No-le!”. Poco después en el set, Djokovic acercó la raqueta a su oído y clamó por más aliento.

Djokovic es un fajador y acabó amansando el ímpetu de Berrettini, además de ganarse el apreció de los espectadores.

Culminada la tarea, Djokovic se tiró de espaldas sobre el césped, con los brazos y piernas extendidas, mientras recibía los vítores.

Lo suyo es colosal. Ha atrapado ocho de los últimos 12 grandes — todos desde que cumplió los 30 años, la mayor cantidad por un hombre desde esa edad.

Y ante las persistentes preguntas de años recientes sobre cuándo la nueva generación podrá dar un paso al frente para frenar a los Tres Grandes, resulta que Djokovic por sus propios medios ha contenido a los benjamines.

Acumula marca de 21-0 en los tres majors de este año. En las finales, venció a un trío de veinteañeros que están en el Top 10 de la ATP: Daniil Medvedev (ruso de 25 años) en las pistas duras de Australia; Stefanos Tsitsipas (griego de 22 en la arcilla roja de Roland Garros); y ahora Berrettini en la hierba.

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